LA INTUICIÓN

El modo tradicional de percibir lo invisible es la intuición. La intuición también incluye lo que se llama sensibilidad mítica, pues cuando un mito nos impresiona, parece cierto y ofrece una revelación súbita. En psicología la intuición significa "conocimiento directo y sin medición", "aprehensión inmediata o innata de un grupo complejo de datos". La intuición es ajena al pensamiento así como al sentimiento, es una aprehensión clara, rápida y completa, "cuyo rasgo importante es la inmediatez del proceso". Las intuiciones le suceden a una persona sin ningún proceso conocido de meditación ni pensamiento reflexivo. Nuestras percepciones de la gente son principalmente intuitivas. Las recibimos como un conjunto: acento, indumentaria, figura, expresión, tez, voz, actitud, gestos, las indicaciones regional, social y de clase...; todo ello se ofrece al mismo tiempo, como una "gestalt" plena, a la intuición. Los especialistas en medicina interna de antaño la utilizaban, y hoy también lo hacen los fotógrafos, astrólogos, directores de personal, informadores en el mundo del deporte, probablemente también lo hacen los analistas de la CIA que reciben la información de los agentes y ven en una masa de datos tediosos un significado invisible. Se presentan junto con un acontecimiento, como si éste las trajera o como si le fuesen inherentes. "Nuestra mente capta", en psicología se denomina "Erlebnis" (vivencia del darme cuenta), es una revelación clara, rápida y completa. C.G.Jung situaba la intuición junto con el pensamiento, el sentimiento y la sensación, insistía en la necesidad que tiene la intuición de sus funciones hermanas, porque por sí sóla (la intuición) puede escoger el caballo defectuoso con tanta seguridad como el perfecto, o dispararse con una certeza paranoica, sin hacer caso de la lógica, el sentimiento y los hechos. Emerson consideraba que la intuición no era instrucción, es decir conocimiento adquirido, él intuyó correctamente esa profunda división en muchas personas emimentes que prefirieron la intuición a la instrucción . Thomas Mann, premio Nobel de literatura, describía a la escuela como "estancada e insatisfactoria", Rabindranath Tagore poeta Indio abandonó la escuela a los trece años, Ghandi decía de su época escolar que fueron los días más desgraciados de su vida... Richard Feyman premio Nobel de física decía que sus primeros años escolares fueron "un desierto intelectual". El actor y director Kenneth Branagh temía tanto la escuela que cuando tenía once años se arrojo escaleras abajo para romperse una pierna antes de ir a clase (se recluía en su habitación y leía sin cesar). Edward Grieg y Thomas Edison estaban entre los últimos de la clase, a Paul Cézanne lo rechazó la Escuela de Bellas Artes. Albert Einstein asistió a la escuela a partir de los nueve años y medio y decía "Prefería soportar toda clase de castigos antes que aprender a cotorrear de memoria). Marie Curie se pasó todo un año en el campo sin ir a la escuela. Todo ésto nos lleva a pensar ¿Quién puede prescribir dónde el Alma lo pone a uno a prueba?, ¿Quiere nuestra Alma el camino que hemos escogido? ¿Hemos tomado la dirección errónea? Recordemos la observación de Jung "Los dioses se han convertido en enfermedades" Ver al Ángel en el trastorno requiere la visión de lo invisible. Es imposible ver al Ángel a menos que se tenga primero cierta idea de él. Necesitamos instruirnos en el Arte de ver, entonces lo invisible se vuelve visible. Cuando aprendemos a ver más allá de los acontecimientos rutinarios, cuando vivenciamos el ahora, el eterno presente, cuando estamos despiertos, alertas, conscientes el Ángel de la Intuición nos toca con su varita mágica y vemos un nuevo amanecer.

el Codigo del Alma de James Hillman.