sábado, 5 de diciembre de 2009

DEL ALMA


La mirada de la voluntad es impura y ardiente. El alma de las cosas, la belleza, sólo se nos revela cuando no codiciamos nada, cuando nuestra mirada es pura contemplación. Si miro un bosque que pretendo comprar, arrendar, talar,usar como coto de caza o gravar con una hipoteca, no es el bosque lo que veo, sino solamente su relación con mi voluntad, con mis planes y preocupaciones, con mi bolsillo. En ese caso el bosque es madera, es joven o viejo, está sano o enfermo. Por el contrario, si no quiero nada de él, contemplo su verde espesura con “la mente en blanco”, y entonces sí que es un bosque, naturaleza y vegetación; y hermoso. Lo mismo ocurre con los hombres y sus semblantes. El hombre al que contemplo con temor, con esperanza, con codicia, con propósitos, con exigencias, no es un hombre, es sólo un turbio reflejo de mi voluntad. Le miro, consciente o inconscientemente, con sonoras preguntas que le disminuyen y falsean: ¿Es accesible, o es orgulloso? ¿Me respeta? ¿Puedo influir en él? ¿Sabe algo de arte?. Los hombres con quienes tratamos, los vemos a través de mil preguntas semejantes a éstas y creemos conocer al ser humano y ser buenos psicólogos cuando conseguimos descubrir en su aspecto, en su actitud y conducta aquello que sirve o perjudica a nuestros propósitos. Pero ésta convicción carece de valor, y el campesino, el buhonero o el abogado de oficio son superiores, en ésta clase de psicología, a la mayor parte de políticos o científicos. En el momento en que la voluntad descansa y surge la contemplación, el simple ver y entregarse, todo cambia. El hombre deja de ser útil o peligroso, interesante o aburrido, amable o grosero, fuerte o débil. Se convierte en naturaleza; es hermoso y notable como todas las cosas sobre las que se detiene la contemplación pura. Porque contemplación no es exámen ni crítica, sólo es amor. Es el estado más alto y deseable de nuestra alma, el amor desinteresado. Asi pues, la humanidad entera se nos aparece como una representación del alma. Del mismo modo que en las montañas y las rocas veo y admiro la fuerza de la naturaleza y el movimiento y la libertad en los animales, así, en el hombre veo ante todo aquella forma y posibilidad de expresión de la vida que llamamos “alma” y que los hombres no sólo apreciamos como una fuerza vital entre otras muchas, sino como algo extraordinario, escogido, altamente desarrollado, como una meta final. Así el prójimo es, para nosotros, el objeto de contemplación más noble, elevado y valioso.

Hermann Hesse

5 comentarios:

  1. Hola, guapa!

    Te devuelvo la visita y además me he hecho seguidora de tu blog.

    Felicidades por el tuyo :)

    Abrazos de Luz!

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  2. Gracias Alma por el mensaje. Muy bien recibido.

    Un abrazo cordial.

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  3. Sabiduría y amor universal en el texto del maestro. Como siempre, magnífica elección la tuya. En perfecta comunicación contigo, encuentro siempre respuesta en tu blog, a reflexiones que me hago, a mis dudas y preocupaciones. Mil gracias. Un abrazo.

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  4. Cuántos recuerdos volviendo a reencontrar los escritos de Hermann Hesse.
    Muchas gracias por subir este post.
    Besos.

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  5. _██_
    ‹(•¿•)›
    ...(█)
    ..../ I.... HOLA AMIGA GRACIAS POR TAN LINDO MENSAJEEEE, QUE TENGAS UNA BUENA SEMANA

    FRASE::: "ESTAN LAS BESTIAS, LUEGO LOS BESTIAS.
    LAS BESTIAS MATAN CRUELMENTE PARA SOBREVIVIR.
    LOS BESTIAS SOLO PARA DISFRUTAR.
    EL HOMBRE SERA LO QUE DICE SER CUANDO
    SUPERE SU BESTIALIDAD, SINO SEGUIRÁ ENTRE
    LOS SERES IRRACIONALES POR MUCHO
    QUE PRETENDA LO CONTRARIO" Lm-Mlg

    SALUDOSS CHRISTIAN

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