Solía cortar el muérdago con su hoz de oro
su túnica blanca brillaba en la noche
mediaba entre los hombres y los dioses
podía aparecer y desaparecer entre los avellanos
sin dejar rastro
casi todos lo amaban , otros le temían
sólo unos pocos elegidos se asomaban a su corazón
la tierra, el agua, el aire y el fuego
eran sus aliados elementos
el pasado y el futuro se revelaban ante su presencia
no pactaba con los mentirosos y despiadados
proclamaba que la hiel vuelve a quien la arroja
encendía fogatas bajo las estrellas
y frotaba sus manos y sus ojos
antes de escribir los signos sagrados
yo estuve ahí
conocí sus secretos
todavia perdura la fragancia del bosque en mi pañuelo
el también estuvo aqui
conoció mis secretos
se llevó consigo mi piedra amuleto
prometimos encontrarnos algun día
si logramos rescatarnos en los sueños
*+*
A.Alba
El poeta es un fingidor. / Finge tan completamente / Que llega a fingir que es dolor / El dolor que de veras siente
Tengo el deber de encerrarme en la casa de mi espíritu y trabajar cuanto pueda y en todo cuanto pueda para el progreso de la civilización y el ensanchamiento de la conciencia de la humanidad.Con una falta tal de gente con la que coexistir, como hay hoy, ¿qué puede un hombre de sensibilidad hacer, sino inventar sus amigos, o cuando menos, sus compañeros de espíritu?.
Tengo el deber de encerrarme en la casa de mi espíritu y trabajar cuanto pueda y en todo cuanto pueda para el progreso de la civilización y el ensanchamiento de la conciencia de la humanidad.Con una falta tal de gente con la que coexistir, como hay hoy, ¿qué puede un hombre de sensibilidad hacer, sino inventar sus amigos, o cuando menos, sus compañeros de espíritu?.