El diagrama del Arbol de la Vida sintetiza y ordena, como modelo arquetípico, las energías que conforman de contínuo al Cosmos. El estudiante, puede, entonces, gracias al conocimiento gradual de este modelo, ir efectuando las distintas correspondencias que ligan a las diferentes energías del Universo (considerado como un Todo) entre sí, y relacionar analógicamente los elementos que para ese fin nos han legado las disciplinas tradicionales. La Kábalah enseña, como ya hemos señalado, que las energías recorren el Arbol de la Vida desde la unidad, Kether, signada por en número uno, hasta la manifestación formal y sustancial, el mundo y la materia tal cual los conocemos y los perciben los sentidos. Este flujo de energías, o vibraciones, casi imperceptibles, son llamadas emanaciones, y conforman cualquier manifestación, así fuere éste o aquél el género, el tipo o la dimensión en que ella se exprese. Las energías de las séfiroth -todas ellas invisibles-, menos Malkhut, síntesis y recipiente de todo el árbol -realizan un camino descendente sucesivo desde la unidad (1) Kether, hasta la década, la Tierra, o el Mundo, Malkhut, que es un reflejo invertido de Kether (10=1+0=1). Las demás sefiroth, o numeraciones, son tomadas como intermediarias entre la inmanifestación y la manifestación. Y se las considera como los distintos aspectos, o atributos, de una sola y misma energía. Como las formas que tomara un hilo de agua al bajar de la montaña, hasta llegar al mar. En Alquimia, las sefiroth número 1, Kether, la Corona, y número 2, Hokhmah, la Sabiduría, no tienen correspondencias metálicas. Binah, la Inteligencia, es asociada al plomo, así como Hesed, la Misericordia, al estaño; la número 5, Gueburah, Rigor, llamada también Din, Juicio, se vincula al hierro, así como la número 6, Tifereth, Belleza, al oro y la número 7, Netsah, Victoria, al cobre. Finalmente las números 8, 9 y 10, Hod, Yesod y Malkhut, la Gloria, el Fundamento y el Reino, se identifican con el mercurio, la plata y la materia primera de la Obra. Por otra parte, las energías de todos aquellos que han trabajado o meditado en éste símbolo (Sabios y grandes Iniciados) se hallan depositadas en él. Y se trata, nada menos, que de su vivificación. Agreguemos que los símbolos metafísicos son de por sí terapéuticos, aunque no hayan sido diseñados con éste propósito, y su efecto es derivado de su funcion principal. MEDITAR EN EL ARBOL DE LA VIDA, "A CABALIDAD", SUPONE UNA TRANSFORMACION EN NUESTRAS VIDAS"
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