domingo, 27 de septiembre de 2009

MEDITACION Y KABALÁH


Los ejercicios de meditación kabalista se combinan con ejercicios respiratorios, alimentación, ayuno, posturas corporales, concentración sobre nombres divinos, colores. El meditador puede acceder a experiencias tales como la vision de un Maestro espiritual (o maguid) o de un Ángel (como Metratón o príncipe de la Faz Divina) o la percepción pura de su verdadero yo. Se dice que los Sabios kabalistas pueden leer la raíz del alma en otras vidas, es decir, saber cuáles fueron las encarnaciones anteriores. También existen descripciones del aura o éter sutil (en hebreo, tzélem) del que uno está rodeado, de visiones místicas de las letras primordiales de los cielos y de libros sagrados invisibles que sólo es posible leer con los sentidos internos. La sanación es otro de los dones de los Maestros. conocidos son los "dabtara o sanadores místicos kabalistas". Sin embargo, el estadio más elevado y misterioso del alma es el de la profecía y el de la unión con Dios o "debekút". Un profeta no puede profetizar en cualquier momento. Él concentra su mente, sentado con un estado de ánimo alegre, meditando. Uno no puede obtener profecía cuando está deprimido, sino únicamente cuando se siente feliz. Cuando los profetas buscaban sus profecías, se conseguían músicos que los alegraran... Se dice que, con su mente clara, Moisés pudo entender lo que se requería para obtener la iluminacón, obserbando que el camino era la meditación "hitbodedút", por lo tanto pasaba largos períodos de tiempo solo en el desierto. Hemos nacido dentro de una cultura que percibe la realidad con ciertas pautas. Estas pautas, si bien nos sirven para organizarnos y convivir, cuando se cierran sobre sí mismas producen estancamientos en la evolución espiritual, transformándose de nido en nudo. En determinado momento, nos constituímos como seres adultos, tomamos decisiones, formamos nuestras familias, desarrollamos nuestro trabajo o profesión, pero nos damos cuenta de que algo está faltando detrás de todo ésto: FALTA UN SENTIDO DE VIDA.Es decir, tenemos un estilo de vida cultural, una calidad posible de vida, pero nos falta un sentido. ¿Cómo se alcanza ese sentido? Primero, sabiendo qué es lo que nos pasa interiormente. La pregunta sería: ¿Cómo podrá el ser humano encontrarse a sí mismo si huye de sí mismo? Sufrimos la angustia de la desolación, de la soledad, del sinsentido, del desecuentro, porque no aprendimos a mirarnos, no aprendimos a percibirnos. Cuando hablamos de percepción pura o de percepción engañosa, nos estamos refiriendo a uno de los graves problemas que existen en nuestro mundo: una crisis de percepción. Durante muchos siglos el ser humano creyó que la compentencia en la economía, la familia, el amor y los hijos eran el máximo objetivo de realización humana; pero hoy en día, después de tanto tiempo (y gracias a Dios), nos damos cuenta de que ésto no es así. Es decir, uno puede tener su trabajo, su familia, sus bienes materiales y sin embargo SER INFELIZ, porque la idea contemporánea de "amor", por ejemplo, no es la misma que la del siglo pasado. En la actualidad es necesario un AMOR que tenga que ver con una experiencia personal, con una percepción pura, que sea vivido, experimentado. Meditar es la mejor manera de encontrarnos a nosotros mismos y éstar sanos. Estar sano no es sólo ir a un terapeuta toda la vida y estar siempre igual. Estar sano es aprender a saber qué es lo que uno quiere, lo que siente, y al saberlo va a hacer el camino que lo conducirá a su propio destino. Nadie puede estar sano si no se encuentra a sí mismo, si no encuentra su destino; por eso la meditación es, entre otras cosas, una forma de dirigir la atención hacia adentro. Uno "despierta", ve más allá, aprende cosas maravillosas y experimenta dicha y felicidad, que en definitiva es lo que desea el CREADOR para sus hijos.

Extraído del libro Kabaláh Básica de Ione Szalay

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