martes, 26 de enero de 2016

Ballet

El despertar espiritual no es un estado, una experiencia o una meta para alcanzar en el futuro. Como enseñó el Buda, no se trata de una victoria o un logro sobrehumano. No tienes que viajar a la India para encontrarlo. No se trata de un estado especial de perfección reservado para seres iluminados, para aquellos que tienen suerte o para unos pocos privilegiados. No se trata de una experiencia fuera del cuerpo, y no implica vivir en una cueva, ni desapegarse de las realidades de este mundo. No puede ser transmitido por un gurú sofisticado, tampoco es algo que se te pueda quitar o algo que puedas perder. No te tienes que convertir en discípulo o seguidor de nadie. 

Es una constante y ancestral invitación - a lo largo de cada momento de tu vida - a aceptarte a ti mismo exactamente como eres, con todas tus gloriosas imperfecciones. Es acerca de estar presente, olvidando tu historia épica del pasado y futuro (“la historia de mi vida”) y estar presente para este precioso momento, sabiendo que incluso tus sentimientos de falta de aceptación son aceptados aquí. Es acerca de abrirte radicalmente a este extraordinario regalo de una vida, abrazando tanto el dolor como la alegría, la felicidad y la tristeza, el éxtasis y el agobio. Sabiendo que eres la vida misma - inmenso, vivo, libre - nunca separado de la Totalidad. 

El despertar no es un destino - es tu derecho de nacimiento, tu naturaleza.




Jeff Foster







Pupilas absortas y brillantes
se funden en el espejo del río.
El tiempo corre desnudo
para abrazar nuevas luces,
dejando extenuadas a las sombras.
Comienza la danza de las libélulas
dando por finalizado el exilio.
Quizás lo que buscamos está más cerca
que nuestra respiración.


A. Alba


Imágen: Catrin W. Stein

lunes, 11 de enero de 2016

Allá lejos y hace tiempo...

Cualquier secreto que alimente la raíz del árbol
se manifiesta en la rama y en la hoja.


Rumi



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