viernes, 9 de octubre de 2009

LA MAESTRÍA DEL AMOR

La felicidad sólo puede provenir de tu interior y es el resultado de tu amor. Cuando te das cuenta de que ninguna otra persona puede hacerte feliz y que la felicidad es el resultado de tu propio amor, habrás iniciado el camino de autonomía más importante de tu vida. En "La maestría del amor", Miguel Ruiz te señala las heridas emocionales que dirigen tus exigencias y, consecuentemente, tus frustraciones, y te muestra la cara del amor autónomo, ése que crece dentro de ti como en una "cocina mágica".Miguel Ruiz nació y se educó en Méjico. Hijo de una curandera y de un chamán, descendientes ambos de un largo linaje chamánico, en un principio decidió desarrollar su vida en otra dirección y se marchó a California a estudiar medicina, tras lo cual se instaló en la costa oeste estadounidense para ejercer profesionalmente como cirujano durante algún tiempo. Una experiencia de "casi muerte" en un accidente de coche le dio un giro a su vida y le acercó de nuevo a sus orígenes, tan hábilmente transmitidos por su madre y su abuelo nagual. Poco después publicaba sus dos obras maestras, "Los cuatro acuerdos" y "La maestría del amor", libros que dieron la vuelta al mundo y han creado escuela en todo el mundo occidental, y muy en especial en Estados Unidos.En la tradición de los toltecas, un nagual es un guía que conduce al individuo hacia su libertad personal. Miguel Ruiz, un nagual del linaje de los guerreros del Águila, ha dedicado su vida a compartir esta sabiduría a través de sus libros, de la Fundación Sith Sun (que organiza, cursos, seminarios y retiros en el mundo entero, y muy especial en Teotihuacan, Méjico, considerada una zona sagrada por el pueblo tolteca) y de los Wisdom Groups, "grupos de sabiduría" espontáneos que se organizan en los barrios para reflexionar y debatir la aplicación, y sobre todo las dificultades, de llevar a la práctica los cuatro acuerdos (buen uso de la palabra, no tomar las cosas de forma personal, no hacer suposiciones precipitadas y hacerlo lo mejor posible en cada momento) y la maestría del amor en la vida cotidiana.Sana tu mente: Una mente herida no puede amar.(...) Ahora imagina un pueblo donde todo el mundo padece una extraña enfermedad de la mente que hace que muchas palabras resulten dolorosas, ciertas miradas, gestos, actitudes y reacciones que producen celos, rencor, resentimientos, sufrimiento en suma. Una mente llena de heridas en carne viva que hace que duela cualquier forma de contacto o comunicación.Una mente tan llena de heridas no puede amar, porque amar significa acercamiento y conexión; una mente cubierta de llagas sólo puede sentir el dolor en cada contacto. Y por eso acaba creyendo que el amor es sufrimiento, y que sin sufrimiento no existe amor verdadero.
Nada más lejos de la realidad!!!Una vez que entiendes el concepto de la mente herida comprenderás por qué son tan difíciles las relaciones románticas. Una mente herida por sentimientos de rechazo, no aceptación, abandono y castigos, una mente herida por el miedo, en suma, es una mente a la defensiva, dolida e inaccesible. Es una mente que ni puede amar ni se deja amar, porque el riesgo es demasiado doloroso.
La enfermedad del miedo.
La enfermedad del miedo se manifiesta a través del enfado, el odio, la tristeza, la envidia o la hipocresía. Los seres humanos vivimos con el miedo continuo a ser heridos y esto da origen a grandes conflictos dondequiera que vayamos. La manera de relacionarnos los unos con los otros provoca tanto miedo emocional que, sin ninguna razón aparente, nos enfadamos y sentimos celos, envidia o tristeza. Incluso decir "te amo" puede resultar aterrador. Y sin embargo, a pesar de todo el dolor nos pasamos la vida persiguiendo migajas de amor, que muchas veces sólo encontramos en el fondo, muy en el fondo, de fugaces encuentros sexuales, donde es inevitable que se cuelen pistas de ternura porque la ternura siempre está ahí. El amor y la ternura no están fuera (y por tanto no hay que perseguirlos) sino dentro de nuestro corazón -según Miguel Ruiz-, que es como una "cocina mágica" capaz de producir amor constantemente, día y noche, sin descanso. Pero no siempre somos conscientes de ello, y eso hace que a menudo nos perdamos en el camino -mendigando fuera lo que podemos crear a raudales dentro.
¿Cuántos personajes intervienen en una relación de pareja?
El problema reside en el programa, en la información que hemos almacenado en nuestra mente sobre como son y como deben ser las cosas.
El miedo (a que nos rechacen) hace que ocultemos lo que no nos gusta de nosotros mismos y creamos un sistema de negación que nos permite aparentar que toda la gente se cree lo que queremos que crean de nosotros. Así, en lo que se refiere a las relaciones de pareja, esto se traduce de la siguiente manera:
La mujer tiene una imagen de sí misma y otra imagen exterior que intenta proyectar a las demás personas. Lo mismo pasa con el hombre. Cuando llegan a la edad adulta la imagen exterior e interior son tan distintas que ya casi no se corresponden. Cuando una mujer conoce a un hombre se hace una imagen propia de él, y a su vez el hombre se hace una imagen de la mujer desde su punto de vista. Entonces él intenta que ella se ajuste a la imagen que él ha creado y ella intenta que él se ajuste a la imagen que se ha hecho de él. Entre ellos ya existen al menos seis imágenes. ¿Cómo es posible que se lleguen a conocer de verdad cuando se están mintiendo tanto el uno a la otra, aunque no lo hagan conscientemente? Su relación se basa en el miedo, en las mentiras, y es muy difícil ver la realidad y comunicarse a través de toda esta bruma. Todas estas imágenes que intentamos proyectar provocan un gran sufrimiento en el ser humano y no la relación en sí misma, ni mucho menos el amor.


Cuando una persona ama es feliz simplemente porque el amor emana de su interior. El error está cuando crees que alguien te hace feliz, o que eres feliz gracias al amor de alguien. Si tomas tu felicidad y la pones en manos de alguien, más tarde o más temprano la romperá, porque esa persona no podrá conocer exactamente tus expectativas ni tus sueños, al menos no tanto como tú mismo. Por eso sólo tú eres responsable de tu propia felicidad.
Sin embargo, cuando una pareja se casa intercambia anillos como si colocara en las manos de la otra persona la esperanza de que la haga feliz y viceversa. Pero lo cierto es que no importa cuanto ames a alguien, nunca serás lo que la otra persona quiere que seas. Y aun sabiéndolo, al comprometerse la pareja hace todas esas promesas que serán incapaces de cumplir, y así es como se preparan para fallarse la una a la otra y fracasar como pareja
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Dr. Miguel Ruiz

2 comentarios:

  1. Muchas gracias por acercarnos a la obra de Miguel Ruiz.
    Voy a intentar conseguir su libro los "cuatro acuerdos". Ya te comentaré que tal.
    Saludos.

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