Entrevista a Jean Shinoda Bolen aparecida en "El hilo de Ariadna" 7, realizada por Maria Soledad Constatini con la intervención de Jacquelin Perpen.
Usted recurre a la mitología celta para explicar el poder sanador de la espiritualidad femenina, y se refiere específicamente a la leyenda del Grial.
En efecto, la historia del Grial es maravillosa. Comienza con la figura heroica de Perceval, que vive en un bosque junto a su madre. Esta, después que su marido y su hijo mayor dan la vida en combates como caballeros del rey, decide apartar a Perceval de ese mundo saturado de conflictos y de guerras. Transcurren así años tranquilos hasta que, un día, el destino quiere que el joven se cruce con tres caballeros perdidos en el bosque. Al verlos, siente una gran conmoción, se precipita hacia ellos y dice, con inocencia: — ¡Ustedes deben de ser ángeles!
Lo que Perceval ha visto es la imagen de lo que Jung conceptualiza como el arquetipo innato: cuando se está en presencia de aquello que uno está llamado a ser, se produce un enamoramiento. Uno ve en el objeto, en ese otro —que puede ser un gurú, un hombre o una mujer— cualidades que, en rigor están dentro de uno, aunque encarnadas en el otro. Nuestros ideales se proyectan entonces en otra persona que se convierte, en consecuencia, en la promesa de un nuevo sentido y de una nueva vida. Perceval, tras el encuentro, decide dejar el bosque y seguir a los caballeros. Tanta prisa tiene por partir que se olvida de despedirse de su madre. No llega a ver cómo la joven viuda, al conocer la noticia, sucumbe en la puerta de su casa.
Este abrupto fin es un hecho muy simbólico: en el momento mismo en que Perceval sale al mundo, concluye su relación como hijo. Muchas veces, cuando soñamos con la muerte de alguien, ello no significa que dicha persona se vaya a morir realmente, sino que se ha cerrado el ciclo de la influencia que ejercía en nosotros.
¿Cómo sabemos que tenemos el talento suficiente para convertirnos en “lo que estamos llamados a ser”?
Las aptitudes suelen estar ya presentes cuando uno empieza a transitar el propio camino, ese que surge desde lo profundo del ser. Tiene lugar entonces la sincronicidad, es decir la simultaneidad, para Jung, de sucesos vinculados por el sentido pero de manera no causal, que no es lo mismo que la mera simultaneidad de dos acontecimientos. El talento aflora, las puertas se abren y uno conoce a las personas que lo ayudarán a convertirse en aquello que estamos llamados a ser. El dicho oriental que reza: “cuando el alumno esté preparado, vendrá el maestro” describe esta conexión sincrónica entre la disponibilidad interna y los acontecimientos externos.
¿Perceval nunca vuelve a acordarse de su madre y del bosque donde vivió en la infancia?
Lo hará recién cuando sea un caballero famoso; Perceval actúa como los hombres y mujeres contemporáneos que, gracias a su esfuerzo, han conseguido lo que se habían propuesto. Centrados únicamente en sus objetivos, pueden actuar tan cruelmente como él con las personas que los han amado o ayudado en el camino. Esta actitud tan implacable es un rasgo de la psicología del héroe: enfatiza la separación de la madre y del mundo materno, la negación de la dependencia y la correlativa intolerancia a la vulnerabilidad, que es percibida por él como debilidad. Por ende, quedan devaluados los valores femeninos.
¿Cómo sigue la historia?
Perceval recuerda a su madre y decide regresar al bosque, que es un símbolo del inconsciente. Cabalga hasta que el camino se ve interrumpido por un ancho río. Trata de cruzarlo pero no hay puentes. Entonces, como en respuesta a una plegaria, ve un bote con dos hombres navegando corriente abajo. Los hombres lanzan el anda y uno de ellos se pone a pescar. Perceval les pregunta por dónde puede cruzar el río o dónde puede cobijarse.
En la historia, como en la vida, el acto de buscar hace que encontremos la respuesta; algo en el universo o en el inconsciente responde como a una invitación. El pescador le contesta que no hay ni barca, ni puente ni lugar donde cobijarse, pero que si cabalga a través de una grieta en las rocas hasta lo alto de la colina, encontrará una casa para pernoctar. Desde la cima de la colina, Perceval observa los alrededores durante un largo rato pero no ve nada, aparte del cielo y la tierra. Se siente engañado y tonto. Y de pronto, en medio de la desazón, descubre la torre de un enorme castillo, que resulta ser el Castillo del Grial.
¿Qué representa el Castillo del Grial?
Representa ese “otro mundo” que corresponde al de la madre, el reino de los sueños y las visiones, un dominio mágico. Allí le da la bienvenida el señor del castillo, que no es otro que el hombre que estaba pescando. El rey pescador está tumbado y se disculpa por no poder levantarse porque tiene una herida que se lo impide. Perceval participa de un espléndido banquete y contempla con fascinación, entre plato y plato, la procesión del cortejo del Grial. En primer lugar, entra un paje con una lanza que gotea sangre, le siguen dos pajes más y, entre ellos, camina la portadora del Grial. Cuando entra en la sala, el magnífico cáliz resplandece de tal manera que las velas pierden brillo. La lanza del primer paje es el arma que el soldado romano utilizó para herir a Jesús cuando estaba en la cruz. El Grial es tanto la copa de la última cena como un símbolo de la femeinidad. Sus formas redondeadas y la idea de un recipiente colmado de sangre se convierten en una imagen-metáfora del útero de la mujer, elemento transformador y sanador, portador de una dimensión sagrada o divina.
¿Cómo llegan las mujeres a sentir esa dimensión sagrada?
El hecho de que la mujer pueda ser un recipiente a través del cual se manifiesta la Divinidad es una revelación inesperada, que no se obtiene mediante una iluminación, visión o intuición, como se manifiesta la divinidad masculina, sino a través de una experiencia de encarnación. La mayoría de las mujeres desconoce este secreto, ya que en general, suelen estar disconformes con la redondez y plenitud de sus cuerpos y se sienten avergonzadas por los misterios de la sangre: la menarca, la menstruación y la menopausia. Quieren ser anestesiadas cuando dan a luz y se despiertan horrorizadas si sueñan que abrazan tiernamente a una mujer. Muchas mujeres, a quienes la Divinidad inicia en su propio cuerpo, han explorado el cuerpo de la Diosa en otra mujer, ya sea real o en sueños. Estas experiencias pueden ser una afirmación muy positiva para que una mujer esté satisfecha de su condición femenina pero también pueden provocar pánico y confusión.
Entonces, la procesión del Grial y, más específicamente, el Grial, ¿invitarían a
Perceval a adentrarse en su sensibilidad femenina?
Exacto, pero sigamos con la historia. Nuestro héroe Perceval, a pesar de vivir una experiencia maravillosa, no hace comentarios ni preguntas sobre lo que le es dado presenciar. Tampoco pregunta nada a su anfitrión acerca de su enfermedad. Sigue el consejo de su mentor; un noble que le había enseñado que nunca delatara su ignorancia haciendo preguntas. Hay momentos de gran misterio que ocurren en la vida de muchas personas, como la procesión del Grial. Las experiencias liminales, en el umbral entre los mundos, no son casos excepcionales: son momentos arquetípicos y místicos en las que vemos más allá de la realidad ordinaria. Estas experiencias pueden cambiar la vida de las personas, aunque también es posible que no las afecten en absoluto. Y, al igual que Perceval, es posible que ni siquiera mencionen lo ocurrido.
La experiencia del Grial en sí no es suficiente. La pregunta “ ¿A quién sirve el Grial?” debe dar con la respuesta.
¿Qué sucede cuando no se hace la pregunta prevista?
Uno se pierde en “el bosque”, tal como le ocurrió a Perceval cuando salió del Castillo del Grial. A muchos de nosotros nos llega esta experiencia cuando llegamos a la mitad de nuestras vidas. Estamos desorientados, cuestionamos el sentido de lo que estamos haciendo o con quién estamos. Lo que se inicia es un período de búsqueda y crecimiento espiritual. En el bosque es posible recuperar la conexión con nuestra auténtica naturaleza, conocer lo que hemos mantenido oculto entre las sombras. Es una época para aprender lo que es el sufrimiento y la compasión, la humildad y la humillación, la sabiduría femenina y el misterioso Grial. Perceval pasó allí más de cinco años, que es el lapso que la mayoría de las personas necesita para salir del bosque y entrar plenamente en la siguiente etapa de sus vidas.
¿Cuál es el significado de la herida del Rey Pescador?
La herida del Rey Pescador es el símbolo del patriarcado vulnerado, el problema psicológico de la época moderna. En una sociedad competitiva y materialista, donde prevalece el cinismo frente a los valores espirituales y tanto el pensamiento científico como el psicológico menoscaban el reino del espíritu, los individuos se sienten solos e insignificantes. Cuando el ego pierde el contacto con el yo o, en otras palabras, cuando a un individuo le falta la sensación interna del contacto con Dios o de formar parte del Tao, sufre una herida. La herida del Rey Pescador está situada en el muslo o en los genitales, lo cual implica una herida de la sexualidad, de la creatividad y de la capacidad de engendrar. En nuestra vida, experimentamos esta fractura cuando perdemos el contacto con nuestros sentimientos, cuando nos falta espontaneidad, cuando estamos tan preocupados por ser productivos que ya no valoramos el amor, la belleza o los juegos. El patriarcado alienta estas actitudes que conducen a la pobreza espiritual, a la desvalorización del aspecto femenino que existe en todos los hombres. Todas las versiones de la leyenda coinciden en que hay un rey enfermo y una tierra baldía, que sólo podrá recuperar su esplendor cuando el Grial cure al rey.
¿Qué es exactamente el Grial?
En términos junguianos, es una experiencia numinosa, palabra que se traduce como “asombro”, como aquello que los seres humanos sintieron en presencia de la Divinidad que, sea lo que sea, siempre es más grande de lo que el ego puede experimentar, conocer o controlar. Y la historia enseña que, si una persona inocente ve el Grial, percibe la herida del Rey y formula la pregunta correcta, es posible que el patriarcado, el Rey, sanen, y su reino, que en este caso es el planeta Tierra, sane o se vuelva nuevamente verde. Somos seis billones de habitantes, creciendo año tras año, y actualmente estamos creando, literalmente, desiertos y tierras baldías. Utilizo la historia del Grial como metáfora del principio femenino, de cómo cada mujer, en lo individual, puede convertirse en un Grial sagrado capaz de curar al mundo.
¿Cuáles son las posibilidades de una vinculación con las realidades espirituales en el contexto contemporáneo, cada vez más alienante, tecnologizado y repleto de información?
Son importantes la soledad, el silencio, la capacidad para digerir o metabolizar la experiencia vivida, todo lo cual resulta imposible si no se tiene un momento de paz. En la velocidad a la que vivimos, quedamos escindidos de lo que sentimos esencialmente. Sin nuestro compás interno algo nos falta: si no sabemos qué sentimos acerca de algo, nos alejamos de las fuerzas de la energía y la alegría. Una manera de saber qué es verdadero para uno es detenerse en aquella actividad en la que sentimos que el tiempo desaparece por completo, esa en que uno está tan absorto que se sorpernde cuando mira el reloj. Lo mismo sucede cuando estamos con una persona amada: hay algo en común entre enamorarse y amar lo que se hace.
Holderlin sostiene que los dioses huyeron al ver al ser humano aburrido con sus pensamientos. y se habla, desde entonces, de un “desencantamiento del mundo”.
¿Ha recuperado la psicología esta conexión con las potencias divinas?
Yo no he perdido el encantamiento con el mundo y el mundo que le traigo a la gente es el del re-encantamiento del mundo. Tiene que ver con la metáfora, los cuentos y la conexión con el nivel arquetípico que está alojada en todos nosotros. Uno de los principales atractivos del pensamiento junguiano, para mí, es el valor que esta corriente le asigna a la creatividad y a la espiritualidad. Es una psicología que íntegra todas no las fuentes de la cultura en la que fuimos criados: la escritura, el arte, la música y otras. Me sigue sorprendiendo el hecho de que hace cuarenta mil años los hombres iban a las cuevas y creaban arte. Aquello que nos diferencia como especie puede ser la capacidad de crear arte y experimentar lo numinoso, el hecho de tener la certeza de que hay algo más grande que nosotros. Nacemos con la habilidad de responder y ésta queda coartada a lo largo del camino. Sí, creo que la psicología ha recuperado la conexión con las potencias divinas. Verás, éste es el significado más profundo de la palabra psique, que significa “alma”, y la psicología realmente debería ser el estudio y la reconexión con el amor al alma.
¿Cómo se traduce la crisis material y económica en términos espirituales?
Creo que si hubiese habido menos testosterona y menos maniobras riesgosas en el mercado, no tendríamos esta recesión. Se necesita un balance de género. La mayoría de las mujeres están despiertas y conectadas con la vida diaria; podemos sentir empatía con lo que significa, por ejemplo, que el padre-marido se quede sin trabajo. Si no es posible ponerse en el lugar del otro y se considera a las personas como meros números, es fácil crear una recesión económica o una guerra. Creo que, si metafóricamente hubiera habido Lehmann Brothers and Sisters y no sólo Lehmann Brothers, no hubiesen colapsado. El mundo necesita más equilibrio. Es cierto que, a la hora de las grandes decisiones, es menester una cierta dosis de riesgo, pero también hay que saber que los riesgos afectan a personas reales y concretas. Tal vez, a partir de esta crisis, comencemos a ser más prudentes.
¿Cuál de los símbolos del Grial transmitiría usted con mayor fuerza?
El de incorporar lo sagrado femenino al mundo. La Diosa, que ha sido suprimida en el inconsciente colectivo, está emergiendo. La veo emergiendo individualmente en mujeres que escriben sobre ello, hacen música acerca de ello, crean círculos donde el centro sagrado es muy femenino. Y todo el movimiento femenino es un retorno del Grial. El Código Da Vinci de Dan Brown y Las Nieblas de Avalon de Marion Zimmer Bradley se convirtieron en best sellers porque, sin saber exactamente por qué, la gente se siente relacionada con ellos, intuye cierta verdad. Creo que lo femenino es la razón por la cual ambos libros son tan populares. Nos recuerdan aquello que nos falta, de lo que fuimos privados. Todo mi trabajo tiene que ver con poner palabras a lo que la gente siente; no les digo qué deben hacer o en qué tienen que creer, no me preocupo por probar que todo lo que afirmo tiene una lógica y que, por lo tanto, deben creerlo intelectualmente. Lo importante es que pongo palabras a aquello que realmente ya estaba. Me parece que está emergiendo el principio femenino, y espero que logre instalarse a tiempo porque estamos en un punto crucial para cambiar la dirección en la que vamos. Para precipitar una transformación paradigmática en la cultura, que cambiará nuestras presunciones y actitudes, algunos de nosotros debemos ser capaces de contar la historia de nuestras revelaciones y transformaciones personales.