... Cuando realmente contemplas algo, lo incorporas a ti. Cuando miras algo profundamente, se vuelve parte de ti. La pregunta crucial es que criterio empleamos para decidir que queremos ver y como eludimos lo que no queremos ver. Es desconcertante comprobar que lo que ves y còmo lo ves determina còmo y quien seràs.
Para el ojo temeroso, todo es amenazante, para el ojo codicioso, todo se puede poseer, para el ojo que juzga todo està encerrado en marcos inamovibles, al ojo rencoroso, todo le es escatimado, al ojo indiferente nada le interesa ni despierta. Para el ojo que ama, todo es real. Èste arte del amor no es sentimental ni ingenuo. Èste amor es el mayor criterio de verdad, celebraciòn y realidad. El amor es la luz en la cual vemos la luz. El ojo que ama ve màs allà de la imàgen y provoca los cambios màs profundos.
Para el ojo temeroso, todo es amenazante, para el ojo codicioso, todo se puede poseer, para el ojo que juzga todo està encerrado en marcos inamovibles, al ojo rencoroso, todo le es escatimado, al ojo indiferente nada le interesa ni despierta. Para el ojo que ama, todo es real. Èste arte del amor no es sentimental ni ingenuo. Èste amor es el mayor criterio de verdad, celebraciòn y realidad. El amor es la luz en la cual vemos la luz. El ojo que ama ve màs allà de la imàgen y provoca los cambios màs profundos.
John O' Donohue
tenemos que volver
a inventar las miradas
no hacer màs la vista gorda
-pasar de largo
como quien no quiere la cosa-
o cruzarse de vereda
para evitar la propia sombra
tenemos que inaugurar
una nueva central
de verdadera fibra òptica
nada de visitas guiadas
a lugares que no importan
tenemos que rescatarlas
del olvido
del hastìo
y de la caja boba
tenemos que volver
a inventar las miradas
si no queremos morir
de inaniciòn
A. Alba