"El poema, el que anhelo,
al que aspiro, es el que pueda leerse
en voz alta, sin que nada se oiga"
Hugo Mujica
Un poema
puede terminar en el exilio,
perdido entre los restos
de un naufragio,
herido, atormentado
en madrugadas infelices.
Abandonado
herido, atormentado
en madrugadas infelices.
Abandonado
en la hora más cruel,
atrapado en una jaula de oro,
como un pájaro indefenso.
Maltratado,
atrapado en una jaula de oro,
como un pájaro indefenso.
Maltratado,
juzgado, no querido.
Un poema
puede ser uno de tantos,
huérfano, desnutrido de ternura,
pero nunca muerto.
Mientras exista un alma colmada
de amor por su existencia,
y haga brotar entre sus ruinas
lo que alguna vez confesó Hugo Mujica:
Un poema
puede ser uno de tantos,
huérfano, desnutrido de ternura,
pero nunca muerto.
Mientras exista un alma colmada
de amor por su existencia,
y haga brotar entre sus ruinas
lo que alguna vez confesó Hugo Mujica:
"El poema, el que anhelo,
al que aspiro, es el que pueda leerse
en voz alta, sin que nada se oiga"
al que aspiro, es el que pueda leerse
en voz alta, sin que nada se oiga"
A. Alba