J. O' Donohue
La Madre Tierra tambièn posee un corazòn y los que tenemos la bendiciòn de oir, somos responsables de saber escuchar. Escuchar es un acto de amor. Cuando escuchamos con el alma las voces sagradas y ancestrales comienzan a brillar como estrellas en el firmamento, como lunitas de plata, como copos dorados de luz que alumbran nuestra travesìa y nos liberan de interferencias.
A. Alba
Hay voces claras
libres
como caireles colgantes,
como cristales de nieve.
Brillantes, generosas
como esas luces en el camino
que vemos a lo lejos
y a medida que avanzamos
nos extienden sus brazos.
Hay voces fecundas,
valientes
que alientan nuestro intento.
Hay voces que gritan
con la fuerza secreta de la tierra
que estaremos a salvo
que no tengamos miedo.
Hay voces que nacen
de otras voces...
Y en los atardeceres
cuando todo se tiñe de naranja
y nos fundimos
como oro líquido en el sol
se convierten en silencio.
A. Alba