jueves, 27 de septiembre de 2012

Tripulantes de alas


Decir que las coincidencias son mensajes codificados provenientes de la inteligencia no circunscrita,
plantea a la vida como una novela de misterio. Presta atención, busca pistas, descifra su significado
y, al final, la verdad será revelada. En muchos sentidos, eso es exactamente lo que pasa. Después de
todo, la vida es el misterio más grande.
         Lo que hace que la vida sea misteriosa es que nuestro destino parece estar oculto para
nosotros; sólo al final de la existencia estaremos en posición de mirar hacia atrás y ver el camino
recorrido. En retrospectiva, la historia de nuestra vida parece perfectamente lógica. Es fácil seguir el
hilo de continuidad alrededor del cual hemos trenzado nuestras experiencias. Incluso ahora, en
cualquier punto que te encuentres de tu vida, puedes mirar hacia atrás y ver con cuánta naturalidad
ha fluido tu vida de un hito a otro, de un lugar o empleo a otro, de un conjunto de circunstancias a otro
completamente diferente. Observa cuan sencillo pudo haber sido para ti, de  sabido hacia dónde
conducía tu camino. La mayoría se pregunta: ¿Por qué me preocupaba tanto?

D. Chopra 




Esas sorpresas que la vida nos depara
viajeros incansables desde siempre
astronautas de lunas y terrazas
en cualquier día, del comienzo de los días
donde no existe el tiempo y la distancia
seguramente en misiones especiales
fuimos tripulantes de alas
planeando océanos de trigo
flotando sobre campos de esmeraldas
descubrimos constelaciones nuevas
espacios amigables, donde viven y reinan
las palabras

A. Alba



Imágen tomada de la Web



miércoles, 19 de septiembre de 2012

La ruta de la seda


(...) Para poder atravesar lo cotidiano observamos de manera involuntaria. Mil factores nos llaman en cada instante. De manera milagrosa los vislumbramos a todos, como nebulosas, pero vivimos al detenernos en uno, al detectar o utilizar alguno de esos elementos. 

Nada hay más rico que un minuto. Nunca podríamos abarcarlo por completo, y sin embargo la existencia se prolonga por años. tomamos de la realidad y del contacto con ella sólo fragmentos ínfimos. Esos destellos constituyen el destino. 

Quizá gozamos o soportamos la vida por el extraño juego entre lo que realmente percibimos, tomamos e interpretamos, y el vasto universo que escapa, que es de otro. 

De allí que observar sea el soporte para nuestra vida diaria, es el hilo que conduce conductas y finalidades. Todo consiste en seleccionar el mundo, esa parte del mundo que nos corresponde o que somos nosotros. 

Dentro de lo instantáneo, observar constituye la eternidad. porque al cumplirse, fija nuestro presente. 

Las cosas, los objetos, desafían al observador: son superiores en su neutralidad, en cambio, otro observador nos resta, quita algo de lo que creemos ser para transformarnos en parte de sus imágenes. 
(...)
 Por muy fiel que sea la observación de uno mismo, siempre nos engañamos. Pero el rayo observante que ha realizado esa acción no se engaña: nuestra verdad profunda se afirma a medida que nos elude.
(...) 
Observar es también el camino más breve hacia la felicidad. Sobre todo cuando se cumple ante el cuerpo amado, el paisaje buscado, la tarea, la obra de arte. 
(...)
Toda observación es inocente: no sabe a donde va ni lo que busca. La inocencia nos mueve dentro del mundo, hasta que sabemos lo que deseamos. 
(...) 
No se vislumbra lo sublime sin que se fusionen en nosotros todos los modos de la observación.
 
Josè Balza

Marc Chagall
*

Sabemos
como le gusta
tu mirada tàctil al paisaje
transitaràs la espalda
por la ruta de la seda
tomaràs un atajo
hasta llegar de pronto
al cruce de los hombros
rodearàs la manzana del cuello
diràs las palabras màgicas
¡Àbrete Sèsamo!
temblaràn las estrellas
ladraràn los perros
se esfumarà el tiempo
por un tiempo
y caeràn rendidos al final
los besos
*

A. Alba

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Època de fresias


Una de las transiciones màs bellas en la naturaleza es la que media entre el invierno y la primavera. Dijo un antiguo mìstico Zen: cuando se abre una flor, es primavera en todas partes. Cuando la primera flor inocente, infantil, se abre sobre la tierra, uno intuye la agitaciòn de la naturaleza bajo la corteza helada. Una bella frase en gaèlico dice ag borradh, "un temblor de la vida a punto de irrumpir". Los colores maravillosos y la vida nueva que recibe la Tierra hacen de la primavera un tiempo de gran exhuberancia y esperanza. En su corazòn reina un gran anhelo interior. Es un tiempo en el cual el deseo y la memoria se agitan y se buscan. Por consiguiente, la primavera en tu alma es un tiempo maravilloso para emprender aventuras o proyectos nuevos, el ritmo, la energìa y la luz oculta de tu propia arcilla trabajan para tì actuando como una corriente vivificadora.

John O'Donohue


A lo mejor piensan
que soy reiterativa
y todos los años
vuelvo con lo mismo
que ya lo saben todos!
que llegò la primavera...
que mi geranio y las hormigas
ahora son amigos
pero èsta vez
hay algo nuevo
en mi balcòn nacieron fresias
mis primeras fresias blancas
de septiembre
si supieran que perfume tienen!
es delicioso saben?
con ustedes
deseo compartirlo.

*


martes, 4 de septiembre de 2012

Disfruta el paisaje


Un discípulo angustiado acudió a su maestro y mentor espiritual con una pregunta desesperada: "¿Cómo puedo liberarme, maestro, de todo lo que me retiene?" La respuesta fue: "Amigo mío, ¿quién te ata además de tu mente?" Este relato, que Ramiro Calle, orientalista y guía de meditación, recoge en Cuentos espirituales de Oriente, denuncia en dónde se encuentra el origen del apego. La mente crea, dice Calle, las cadenas que nos atan a aquello que creemos indispensable y sin lo cual nos sentimos incapaces de vivir. Puede tratarse de bienes materiales, de hábitos, de actividades o de personas. Una de esas trampas mentales consiste en la creencia de que algo que obtuvimos o sentimos en un determinado momento sólo existe si proviene de la fuente que lo proveyó, y que apartados de esa fuente nunca más sentiremos o viviremos aquella experiencia. El apego conlleva la pretensión de detener el tiempo y los cambios, de congelar un momento y una imagen. David Brazier, psicoterapeuta y monje budista, autor de Terapia Zen, un muy interesante trabajo que integra ambas miradas, señala que una de las enseñanzas fundamentales de Buda dice que todo lo que está unido se separa más temprano o más tarde. Reconocer esto, saber despedirse, agradecer por lo experimentado y lo incorporado a través del encuentro o la vivencia es, en definitiva, como bien recuerda Brazier, comprometerse con la vida. Toda la vida se compone de ciclos de retiro y de contacto. La respiración (inhalar-exhalar), el ritmo cardíaco (sístole-diástole), la jornada (día-noche), nuestro hacer (actividad-descanso), las estaciones (frío-calor), todo fluye en esos dos movimientos. El apego es el intento por detener tal danza. El compromiso, en cambio, no se queda con lo aparente, con la exterioridad de aquello que valoramos, sino que capta su esencia y puede respetarla y honrarla según los modos en que ésta se manifieste. Compromiso y libertad pueden ir juntos, pero donde hay apego no hay libertad.

Sergio Sinay


Inhala profundo
y disfruta el paisaje
observa cada pàjaro
cada flor
cada piedra
cada gota de lluvia o rocìo
como si fuera la primera vez
mañana todo habrà cambiado
exhala profundo
ni siquiera el aire
se puede retener por mucho tiempo

A. Alba
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