Otra vez ha pasado por mi sueño
un barco azul.
En un atardecer donde el sol
era un gigante disco de oro
que Neptuno con sus manos sumergía.
Yo me esforzaba por pensar
en la gran incertidumbre de la vida...
En lo frágil y en lo bello de sus días.
en lo efímera que resulta la mirada
si no se previene de antemano su caída.
Por eso cada vez que el barco pasa
lo atesoro en la justa medida que ello implica.
A. Alba
(Imagen tomada de la web)