El amor es capaz de encontrar un rostro entre una multitud, un paso inconfundible en una larga caravana, el calor de una mano entre muchas palmas tibias, una lágrima entre una catarata, una mirada entre cientos de ventanas… Detecta con seguridad un suspiro, un silencio, un canto, una risa, un grito en la dispersión del ruido expansivo.
El amor llama a la unidad, no a la división. Es grande, hospitalario, generoso, benefactor, radiante, pleno en sí mismo, bello. Instala al ser humano en su mejor condición en el cosmos.
El amor es lúdico, le gusta del buen humor, de los juegos irónicos, de lo simple, de la síntesis y de los hallazgos valiosos imprevistos.
Enrique Mariscal.
Todo conserva aquí el color de los crepúsculos
el color de amaneceres tibios frente al lago
pintamos corazones en los muros del silencio
y predecimos un futuro de caricias
en las líneas de las manos
despertamos cada día
con la certeza entre los ojos
y somos varios los que aún
con yin y yang de nuestro lado
alimentamos las bocas del amor
con gestos cotidianos.
A. Alba