"Sí, puedo amar una piedra, Govinda, así como un árbol y hasta un pedazo de corteza. Son cosas, y las cosas pueden ser amadas. En cambio soy incapaz de amar las palabras. Por eso las doctrinas nada significan para mí; no tienen dureza, ni blandura, ni colores, ni cantos, ni aroma, ni sabor: no tienen más que palabras. tal vez sea esto mismo lo que te impide encontrar la paz; tal vez sea todo este exceso de palabras. Pues también liberación y virtud, también samsara y nirvana son simples palabras, Govinda. No hay objeto alguno que sea el nirvana; sólo existe la palabra nirvana...Y hablando francamente, las ideas tampoco me importan demasiado. Más me interesan las cosas..."
"Y he aquí una doctrina de la que vas a reírte: el amor, Govinda, me parece la cosa más importante que existe. Analizar el mundo, explicarlo o despreciarlo acaso sea la tarea principal de los grandes filósofos. Yo en cambio lo único que persigo es poder amar al mundo, no despreciarlo, no odiarlo a él ni odiarme a mí mismo, poder contemplarlo -y con él a mí mismo y a todos los seres- con amor, admiración y respeto..."
Siddhartha - H. Hesse
Filigranado de oro, el sol navega por el río.
Despierta a las ondinas laboriosas.
Hay mucho que hacer en éste día.
Salamandras, gnomos, hadas,
sílfides veloces... vengan ya!
Aquí la primavera corre
por la viña alborotada.
Hay tanto verdor esperanzado
juntos el álamo y el pájaro
entonan un himno libertario.
Hay tanto amor en éste lienzo.
Aquí la primavera corre
Todo es luz y movimiento.
A. Alba
Acuarela H. Hesse