Un árbol se compone de raíces, tronco y fronda. Ésta puede ser exuberante y hermosa, pero no puede sostenerse en el aire. Necesita del tronco, de donde nacen sus ramas. El tronco, a su vez, no podría sustentarse sólo apoyado sobre el suelo. Tiene que echar raíces, las que tomarán nutrientes de la tierra para transmitirlos a toda la planta. Las raíces se hunden en la profundidad de la tierra, la fronda se eleva hacia la amplitud del cielo, el tronco las integra y posibilita la completitud del árbol. Las tres partes se necesitan. La espiritualidad es una dimensión esencialmente humana, la dimensión noógena, como la llamaba Viktor Frankl. Nos eleva por sobre los determinismos biológicos y psíquicos, nos abre a la conciencia de ser partes de un todo. Los humanos somos seres espirituales (lo que no se reduce a lo religioso, ya que los no creyentes entran también en la definición) y esa espiritualidad no se desliga de nuestros cuerpos, de nuestro aspecto material. El lingüista británico Donald Watson, autor del Diccionario de la mente, sostiene: "El alma es espíritu individualizado y el cuerpo alma individualizada".
Como el árbol, no podemos disociar los aspectos que nos hacen ser lo que somos. De la misma manera, el maltrato de cualquiera de esos atributos desmerece a la totalidad que componen. Quienes a cambio de contraprestación económica prometen paz espiritual sin compromiso, sin confrontar la sombra que habita en nosotros y en el mundo, deshonran tanto a nuestro ser físico, convirtiéndolo en simple objeto de manipulación, como a nuestra condición espiritual, al hacer de ella materia de especulación. Para cobrar por lo que no tiene precio, tiene que haber quienes estén dispuestos a pagar por lo que no se puede vender. Así, en conjunto, unos y otros crean árboles sin fronda ni raíz. Troncos que se derrumban con los primeros vientos de la insobornable realidad.
Sergio Sinay
Bailarina dibujada por el viento
cabello de hojas verdes
pies húmedos y etéreos
el milagro de la vida
en movimiento
A. Alba
Adrii un besito grande desde la noche en la orilla del mar de cantabria
ResponderEliminarAmiga Adriana tu metáfora viva recoge la danza de la consciencia encarnada en la vida en este momento del devenir del universo, vida que se expresa por medio de la belleza en su eterna evolución hacia el ápice del amor y de la inteligencia. Muy hermosa la reflexión de J. Sinay. Tu poema un beso tierno de la consciencia.
ResponderEliminarBesos querida Poeta!!!
Hice cambio de blog, puedes accesar presionando sobre el nombre Aristos Veyrud.
El texto que antecede a tu poema es una magnífica reflexión, que convierte tus versos en una bella poesía.
ResponderEliminarBesos Adri.
Hermosos versos Adriana! Justamente yo soy bailarina, así que siento muy identificada con esta entrada.
ResponderEliminarCuando leí el título ya supe que me iba a encantar... Mi novio me decía así a los pocos días de conocerme "La Bailarina", jaja. Me hiciste acordar de esos tiempos.
Un abrazo grande!!!
Adoro la sabiduria de Sinay y tus versos espiritualmente sublimes.
ResponderEliminarFeliz feriado recontralargo ;)
Que reflexión tan profunda Adri.Esa foto de la bailarina árbol hace muy buena pareja con tu poema danzante.
ResponderEliminarUN BESO GRANDE.
Adriana, un texto con mucho contenido y mucha verdad.
ResponderEliminarLo que no tiene raiz, se seca con los primero rayos de sol o se desprende con el viento.
Cuando nuestros sentimientos estan arraigados y en buena tierra tenemos la seguridad que serà muy dificil que por cualquier motivo se destruyan.
Un fuerte abrazo.
El árbol y tu poema van de la mano.
ResponderEliminarTres bellezas.
Ellos y tú.
Besos.
Tampoco me gustan los charlatanes del bienestar interior, y los hay a puñados.
ResponderEliminarEtéreo y grácil poema, casi un soplo lleno de hermosura.
Un abrazo chillao, querida Adriana.
Es una reflexión muy profunda. El poema me ha encantado. Ha sido un placer leerlo. Besos
ResponderEliminarUna interesante e inteligente reflexión para conocernos más profundamente. El poema una bella imagen escrita.
ResponderEliminarBesitos.
Tal vez por eso yo quiero que cuando me muera entierren mis cenizas bajo el peral que tantos frutos nos dio. Es una forma de perdurar, seguir siendo parte de algo vivo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Comparto todo lo que dice Sergio Sinay; si prometemos lo que no podemos dar o nos vendemos por algunas monedas, estamos cometiendo una trainción infame. Me gusta ese texto y tu poema. Que tengas un gran día, Adriana. besos.
ResponderEliminarInteresante y acertada reflexión, adornada por tus bellos versos y por esa imagen que le va como anillo al dedo.
ResponderEliminarBesos
Adriana, en taichi solemos practicar una postura para meditar que es la del árbol. Sentir que tus raíces se hunden en la tierra profunda, tu cuerpo es un troco vivo por el que corre la savia que riega y fluye hasta alcanzar la mente. Son momentos de armonía entre el ser humano, su interior, su propia naturaleza y la que lo rodea.
ResponderEliminarBellísimo tu poema.
Un abrazo
Excelente reflexión y poema.
ResponderEliminarUn abrazo
¡ADRI ! Un texto buenísimo .
ResponderEliminarTus versos: un puñado de espuma en las manos unidas. Una finura, un goce.
¡Eres más que buena !
El homenaje de mi admiración.
Besos de luz.
Un gran texto que profundiza
ResponderEliminaren lo esencial de la vida.
Danza la bailarina
con su nuevo brotar
de primavera.
Un montón de besos.
Somos una trinidad indisoluble, que se necesita y se afecta entre sí,positiva o negativamente. Cuando una de estas partes está afectada las otras dos se resienten...tal como el tronco, las ramas y sus hojas, si el tronco y su raíz están sanos,todo el árbol lo estará.
ResponderEliminarAsimismo entre los hombres, tenemos una conexión unos con otros, con los elementos existentes y con el Creador de todo ello... cuando alguno de estos elementos falta, se percibe en TODO. Y el retrato del mundo hoy en día adolesce de una de sus partes...
Hermoso tu poema breve, no necesita más.
Preciosa entrega, como siempre, querida Adriana!
ABRAZO GRANDE Y BENDICIONES.
Que hermosa metáfora para expresar que somos un todo integral, que no debemos mercantilizar lo que jamás tendrá precio...
ResponderEliminarTu poema es precioso.
Abrazos!!
Cuando hay unas raíces bien arraigadas, mantenernos erguidos en nuestra fe y nuestra espiritualidad es más sencillo, como lo es hacer oídos sordos a los vendedores de vida...
ResponderEliminarPrecioso amiga, como todo lo que nos traes, agua de vida para el alma.
Te dejo un fuerte abrazo.
Preciosa reflexión,raíz,tronco y cabeza...Cuerpo y alma formando un todo con el universo...Una preciosidad,que nos une a la naturaleza y nos abraza al árbol como maestro y ejemplo de vida física y espiritualidad,amiga...
ResponderEliminarMi felicitación por la profundidad del post.
Mi abrazo inmenso por tu cercanía y buen hacer,amiga.
M.Jesús
Hola
ResponderEliminarasi somos como esos arboles todo integrado
un beso enorme y buen poema
Carmen
un excelente texto adi que ojala haga reflexionar aquellos que solo buscan la parte economica a la hora de talar los arboles creyendo que como siempre se puden reemplazar por cemento y por cosas de vanguardias y tegnoligias,nada suplanta a un arbol en este mundo.
ResponderEliminarexelente texto amiga y la imagen bellisima parece una bailarina de verdad.
besitos amiga y cuidate de las lluvias,por aca llovio pero no tanto como alli,besos y feliz semana!!!!!!
Los árboles son tan importantes en nuestro mundo, no solo por lo que nos proporcionan, ni por su belleza si no que son los pulmones de la tierra.Tenemos mucho en común con la naturaleza.
ResponderEliminarPreciosa la imagen.
Bss de colores.
Cada entrada que leo tuya, nos adentra más y más en nuestro interior, y eso hace que nuestras raíces sean cada vez mas fuertes.
ResponderEliminarUn abrazo.
que gran blog! tu trabajo es maravilloso...
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ResponderEliminarTe comentaré con un anónimo que siempre me ha encantado, y empleo con frecuencia.
"Al pie del árbol se sientan muchos,, unos toman la c¡sombra, otros el fruto"
Me ha gustado lo leído.
· besos
· CR · & · LMA ·
Somos un todo, no podemo sseparar nuestras partes como si hicieramos una autopsia...ciertamente hay que alimentar todas las parte. Que poco sabemos cuidarnos a veces...
ResponderEliminarTu poema es como un soplo de brisa
Besos
Esa imagen de la bailarina que te lleva a la gracia de un bello árbol al viento...me encantó. Besos
ResponderEliminarPreciosa poesía, delicadísima, Adriana.
ResponderEliminarEstoy muy de acuerdo con el texto: separar la parte espiritual del hombre es no conocer lo que es un hombre. Y aún voy más allá: nada carece de espíritu o alma porque todo participa del Todo supremo.
Un abrazo enorme, linda amiga.
Hermoso y sabio texto Adriana. Cuidemos cada parte de lo que somos, solo asi encontraremos el equilibrio.
ResponderEliminarFuente de paz y serenidad es tu espacio amiga.
Abrazos.
Mi querida Adriana, espero que no te hayas visto afectada por esa tormenta terrible que se descargó sobre Buenos Aires. Un abrazo enorme lleno de luz.
ResponderEliminarQué bien explicado. Somos parte de un todo, necesitamos de todas las partes para formar uno solo y ahí entramos todos los seres humanos, cuando nos demos cuenta realmente dejaremos de hacernos daño.
ResponderEliminarTu poema una hermosura, como siempre, Adriana.
un fuerte abrazo.
Buen simil entre el árbol y la persona, y una gran verdad. Muy interesante tu poesía que adorna y remata muy bien el texto. Besos.
ResponderEliminarGracias amigos por los comentarios.
ResponderEliminarLa tormenta e inundaciones fué en la ciudad de La Plata, estoy bastante lejos de allí, pero tengo amigos y conocidos que han sufrido grandes pérdidas.
Ojalá pronto todo vuelva a la normalidad, mi solidaridad para con todos ellos.
Abrazos.
definitivamente hay mucha similitud entre ambos, que interesante, me has hecho reflexionar mucho, abrazos y besos.
ResponderEliminarTodos somos parte del todo, y solo por eso deberíamos ser más conscientes de lo que tenemos.
ResponderEliminarAdriana un cariñoso abrazo.
Nos sobra mucho para ser árbol.
ResponderEliminarBesos.
Somos un todo armónico que depende una parte de la otra. Mente y cuerpo, así como tronco y hojas. La naturaleza siempre sabia, sabe enseñarnos con sus verdades, sólo hay que abrir los ojos y el corazón.
ResponderEliminarUn beso Adriana. Tu poema muy bello.
Vaya reflexión, me vino muy bien leerte.
ResponderEliminarBesos Adriana.
Me conmueve formar parte de la naturaleza, hay tanta belleza, tanto misterio y magia.
ResponderEliminarPor eso celebro vivir en plenitud y no en compartimientos estancos.
Tu poema junto a la foto del árból es ya una entrada, muy primaveral por cierto.
Besos desde la lluvia que moja esta primavera tímida y fría... y desacostumbrada en Madrid.
Hermosa entrada Adriana, la naturaleza siempre nos enseña algo, está en nosotros darnos cuenta y aprender de ella.
ResponderEliminarEl poema y la imágen son preciosas, cómo me gusta ese árbol!
Besitos amiga mía y buena semana para vos.
REM
Tal vez debamos hacer caso de aquella frase que decía mens sana in corpore sano, la mente o el espíritu que son lo mismo para mí, permanecen tan unidos en mi caso que psicosomatizar se ha convertido en una manera de vivir bastante molesta, pero que aprovecho porque me da rápidamente pistas de que algo no funciona bien... y ya me dura demasiado.
ResponderEliminarUn besito y un cafelito.
Si entendemos lo que significa la danza y aprendemos a bailar cómo las bailarinas, dibujaremos con nuestro pies, símbolo del Alma Encarnada, la Majestuosidad de cada rincón de esa Tierra Fertilizante, en la que tenemos todo nuestro Ser.
ResponderEliminarGracias.
Abrazos.
Feeling that your roots sink into the deep earth Excellent post, your body is a living trunk through which the sap that waters and flows until it reaches the mind.
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